martes, 5 de febrero de 2013




Sin embargo, algo permanecía intacto: esa estúpida tranquilidad que daba saber que podía contar con mis amigos, que ellos iban a estar en todos los momentos, en todas las circunstancias, para divertirnos y para luchar, para ser felices y para permitir que ninguno sufriera. Eran grandes amigos mis amigos. (…) A veces con la vista nublada se ve más claro. No había dudas: la vida era mejor cuando estábamos juntos.

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