Había una frivolidad pegajosa en todo el ambiente. Demostraciones de talentos plásticos. Preguntas capciosas, gritos, abrazos. Ruido de botellas rotas demostrando el éxtasis del caos controlado. Con la mente plena se ve mejor: la tristeza de ese momento, todos los problemas que florecen en la destilación. Retazos de una persona que explotó en el suelo.
[Y era buscarte en el medio de la ensordecedora multitud,
Todos duermen. Afuera, el frío huele a noche. La calle me tienta, quisiera correr. Mis ojos son enormes, y las paredes timblan a su ritmo. Todo se retuerce, y eso me inquieta un poco. No gritaré, no tendré miedo, seré consciente de que esto va a terminarse pronto. Estoy extasiada y abrumada. Olas de frío bajan por mi espalda. Todo mi cuerpo tiembla, brilla, sonríe, se duerme, se pone nervioso. Muy nervioso. Y quizás disfruto demasiado de ese nerviosismo, porque en esos momentos puedo dejarlo aflorar sin reproches, sin preguntas que no puedo contestar. Pero ya pasaron muchas horas, ya divagué demasiado. Necesito dormir, tengo que parar. Intento leer, pero las letras no quieren ser leídas, y hacen trampa con mi mente. No puedo.
Abrazo tu espalda.
Lo próximo que sé es que los pájaros cantan, que las sábanas están tibias, que el sol calienta la ventana y que vos dormís plácidamente a mi lado. La quietud del ambiente me da la esperada certeza de que ya pasó. Sobreviví, de nuevo. Todo está bien. Y me siento en paz. Llegué gracias a tu piel, a su calor y olor. Me río. Quisiera despertarte, agradecerte con todo lo que tengo, apretarte contra mí y gritarte esas palabras que me dan tanto miedo. Emitís sonidos pero el sueño no te deja escucharme. Me es suficiente. Ya está, ya pasó, todo está bien. Y después de un rato, llegan tus labios suaves, arrastrando lentamente
tu lucidez.
miércoles, 26 de agosto de 2015
Aunque mis pupilas volaban,
y mi mente estaba dilatada,
pude notar cómo la división binaria de la alegría
era parte de todos.
En el azar encontré un patrón perfecto por definición.
Definición de irónica paradoja:
patrón.
Eterno apuntador en nuestra vida,
que seguimos al pie de la letra
y que nos obliga a bailar bajo sus condiciones.
lunes, 17 de agosto de 2015
Prometo y juro: "el último escalofríos", a veces, siempre, de vez en cuando, todo el tiempo, cada vez que te veo, solemnemente.
Me sumerjo en el calor subterráneo de lo predecible, que me cuenta a gritos lo que va a pasar esta noche. Y continúo acompañando los hechos, porque somos circunstancias, y no deseos. Apenas amor. Sucumbimos al magnetismo que nos perseguirá hasta que dejemos de ser. Seguimos calmado la ansiedad y el pánico con peces, ternuras y grillos. Quizás indefinidamente.
jueves, 27 de febrero de 2014
Y repetir esa palabra una vez, dos, tres, cuatro veces y no entenderla. Y buscar y tratar y abrir y cerrar y no, sigue sin tener sentido alguno.
me pregunto...
veces ¿puede
A ser
que
toda
mi
vida
sea
un
signo
de
interro
gación
eterno?
¿Infinito?
¿Casi casi
imposible?
domingo, 13 de octubre de 2013
¿Qué pasa si hago un mal movimiento y el ancho de espadas me mata? ¿Qué pasa si un viento ínfimo sacude la base y se desmorona todo? ¿Qué pasa si todas las jugadas que planee fueron en vano? Si me muero. Si el castillo se cae. Si pierdo el juego.
lunes, 19 de agosto de 2013
Y volver al lugar donde solía vivir,
y que todo siga igual. Intacto.
Un lugar detenido en el tiempo,
como si no hubiesen pasado años,
como si no hubiese pasado vida. Como si yo siguiese siendo la misma nena con trenzas que aprendía a andar en su bici verde.