Y, a veces pasa. Pasa que te acordás, pasa que te das cuenta. ¿De qué te acordás? ¿De qué te das cuenta? Millones de razones. Tal vez te acordás de algo, y te das cuenta, al mismo tiempo. Sea lo que sea, a veces a uno le agarra como la necesidad de descargarse, pero no con palabras, no con hechos.
En ese momento, una especie de corriente eléctrica recorre la zona alrededor de los ojos, hasta casi antes de la nariz. Uno ya se da cuenta de que es inevitable, se le aflojan las piernas, se le anuda la garganta, y se siente una acumulación de agua en los ojos. Y ahí, en ese preciso momento, uno abre, sin querer, aquellos canales de los ojos, y el agua cae. Cae, y cada gota que cae...más recuerdos, más conciencias.
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